Nombramiento
ROGELIO CABRERA LÓPEZ,
POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SEDE APOSTÓLICA,
ARZOBISPO DE MONTERREY
A S.E. MONS. HERIBERTO CAVAZOS PÉREZ, OBISPO AUXILIAR EMÉRITO DE MONTERREY, ¡LA PAZ ESTÉ CONTIGO!
Muy estimado hermano en el Episcopado:
Hemos recibido noticia cierta, por la publicación en el Boletín de Prensa de la Santa Sede y en los medios de comunicación de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que Su Santidad Francisco ha aceptado tu renuncia, por motivos de edad, al oficio de Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey. Estoy seguro de que Dios recompensará tu servicio a esta Iglesia.
Un servidor, nuestros hermanos obispos y todos los fieles y colaboradores de la arquidiócesis, agradecemos tu entrega y dedicación a lo largo de estos casi siete años. De forma especial, agradezco tu apertura a compartir con corazón sincero tus experiencias de fe a nuestros sacerdotes y tu disposición a estar junto a los más necesitados, mostrándoles con tu amor y afecto el amor del corazón de Jesús.
Al mismo tiempo, te notifico que, después de haberlo consultado con el Consejo Episcopal, considerando tanto las necesidades de nuestra Arquidiócesis como tus virtudes humanas y sacerdotales, así como habiéndolo meditándolo detenidamente ante el Señor, quiero formalmente, en uso de mi autoridad como obispo diocesano de esta Iglesia, conferirte el oficio de:
VICARIO GENERAL DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY.
El ejercicio de tu ministerio lo realizarás en comunión conmigo (cf. c. 406 §2), pidiéndote ejercer todas tus funciones en unión de acción e intención (cf. c. 407 §3) y que continúes como miembro en el Consejo Episcopal, que se reúne todos los jueves, para que me ayudes con tu consejo en los asuntos más importantes de nuestra Iglesia (cf. c. 407 §2). Además, continuarás como consejero sin derecho a voto del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores, así como ser miembro de pleno derecho al Consejo Diocesano de Pastoral.
Habiéndome manifestado tu deseo de continuar residiendo en el territorio de la Arquidiócesis, podrás continuar residiendo en nuestra Casa Sacerdotal, para que, sigas animando con tu presencia a aquellos hermanos nuestros que enfrentan la enfermedad o sienten el peso de los años.
Como Vicario General continuarás acompañando las parroquias foráneas, la Comisión Arquidiocesana para los Laicos y el Centro Arquidiocesano de Formación Teológica y Pastoral de nuestra arquidiócesis.
Recuerda siempre manifestar la paternidad de Dios Padre, la bondad y autoridad moral de Cristo y la vitalidad del Espíritu Santo que anima y sostiene a la Iglesia (cf. Apostolorum Successores1), al tiempo que propicias la comunión entre todos los que integramos esta Iglesia y de nuestra Iglesia local con la Iglesia universal (cf. Apostolorum Successores 8).
Te confío al amoroso cuidado de Nuestra Señora del Roble, patrona de nuestra Arquidiócesis, para que sigas cultivando las virtudes que Dios ha puesto en ti y a la protección de los venerables padre Raymundo Jardón y sor Gloria Elizondo.